10/01/2011

Amante Sagrado - Capítulo 14

—Déjame ver si lo he entendido todo bien...Estuviste en un coma inducido por 17 meses, despertaste y estabas dando a luz...Joder, que locura. O sea, antes de eso ¿No tenías idea de que estabas embarazada?-Xhex se quedó un minuto meditando al respecto, sacando sus propias conclusiones.-Claro, si ni siquiera pasaste por la necesidad, como diantres ibas a saberlo, pero hasta ese entonces ¿No te sentías algo rara? Si ya tenías tres semanas de embarazo, algún síntoma tendría que haberse manifestado ¿No crees?
Sacris entrecerró los ojos intentando recordar los días anteriores a su encuentro con Liam.

—Bueno...tal vez tuve algunos mareos y nauseas. Recuerdo que cuando fui al Iron Mask luego de la reunión con las hembras de la glymera, no pude siquiera oler el vodka que pedí a Rehv...y después me sentía algo débil en la ceremonia del emparejamiento, pero todo fue muy leve, así que lo achaqué a los nervios. No recuerdo nada más significativo que eso.

Pero ¿Por qué no tuviste la necesidad? Eso es algo demasiado extraño.—Gesticuló John desde su asiento.
Sacris se encogió de hombros y levantó las cejas en señal de que no tenía ni idea de cual podría ser la respuesta a aquello.



—Supongo que a ello tendrá que responder Jane, ella es la experta en genética. Lo más probable es que sea por tu ADN modificado.- Apuntó Blay.— Y si fuese el caso de que jamás vas a pasar por la necesidad, significaría tal vez que tus períodos fértiles van a ser más erráticos que la mayoría de las hembras...
Qhuinn al escuchar esto abrió los ojos como platos y Sacris le palmeó el brazo.
—Tranquilo, sólo serán cuatro...— Pero lo último salió de la boca de Sacris en apenas un susurro.
La hembra aun recordaba vívidamente la imagen de los cuatro pequeños niños en la playa y no cabía duda de que todos ellos eran o más bien, serían, sus hijos. De hecho había sido Hope misma quien la había sacado del coma y sabía que el resto se quedaría esperando donde fuera que hubiese sido ese lugar, por su turno de venir al mundo. Sonrió para sus adentros, complacida y enternecida. Ahora podía ver a aquellos pequeñuelos con otros ojos, con otro corazón y se sentía condenadamente bien.

—Ok, ya hemos resuelto el tema del embarazo.—Prosiguió Xhex, quien asumió el asunto de la necesidad mucho más fácil que el resto, ya que ella por ser mitad sympath, tampoco pasaba por aquel período de celo.

—Ahora vamos a tu estado psicológico, que es lo que más me preocupa...
La afilada mirada de Xhex atravesó el espejo retrovisor, apuntando directamente a su alma y todo se volvió de color carmesí. Sacris frunció el ceño mientras su amiga se internaba en los recovecos de su mente. Qhuinn de inmediato quiso interponerse y John hizo un gesto parecido a su hembra para que no continuase por aquel camino, pero fue Sacris quien dejó claro que todo estaba bien, levantando la palma de su mano para tranquilizar a todo el mundo.
La hembra enfocó sus amatistas en el reflejo del espejo y dejó que las suaves ondas de la intromisión flotasen tranquilas entre sus pensamientos porque sabía que no había ninguna mala intención en ello. Si las palabras adecuadas para explicar lo que sentía no lograban salir coherentemente por su boca, era mejor sumirse en el silencio que muchas veces lograba decirlo todo.
Sacris había relatado sólo las partes bonitas, en resumen sólo de Hope, pero había omitido el resto. En realidad, de lo poco que recordaba, porque para ella con suerte habían pasado 48 horas y no más de 500 días alejada del mundo real. Realmente no sabía a ciencia cierta qué era lo que había hecho Liam con ella mientras dormía, pero aparte de mantenerla al borde del limbo y de que luego la había dejado desangrarse hasta morir, no tenía ningún otro indicio de daño permanente. No habían signos de tortura, más que el no haberla alimentado como correspondía. Sacris pensaba que todo podría haber sido mucho peor, así que todo el mal que ese macho podría haber hecho para con ella, la traía sin cuidado. Su capacidad de adaptación a los cambios y el que a pasar de no tener cojones, siempre los traía bien puestos, le permitía enfrentar las dificultades y la mierda que traía a veces consigo la vida, con mayor facilidad.
La maldita muchas veces se presentaba cruel, despiadada y sorpresiva. Una puta encantadora, que  te embelesaba con agasajos y caricias lujuriosas y luego te dejaba en pelotas. ¡Bien! Sólo aprende a vivir con ella y así no te devorará el poco juicio que te podría haber dejado por lástima.
Lo único que si creía con todo su ser y que era absolutamente imperdonable, había sido que Liam se había otorgado el puñetero derecho sobre la vida de su hija. Eso, no se lo dejaría pasar jamás. Era por lo único que el maldito tenía que pagar, eso y el que hubiese hecho sufrir a su familia, a los que más amaba.
Respecto a su estado psicológico, no podía negar de que se sentía confusa y perdida, con su débil y magullado cuerpo intentando reponerse, con su corazón trabajando a toda máquina para recuperar lo perdido. Parecía estar sufriendo un horroroso Jet lag, viviendo en un tiempo distinto al resto.
Atemporal.
Estaba viva, pero los demás la habían creído muerta y no sabía como lidiar con eso. Parte de su vida había sido brutalmente borrada del disco duro del espacio-tiempo y se percibía a sí misma, completamente ajena a la realidad.
Extrañamente no estaba en shock ni experimentando ningún trauma, pero tal vez era por toda la adrenalina que fluía a través de sus venas, como un eufórico pulso eléctrico. Una vez que toda aquella algarabía fiestera se esfumara, tomaría real consciencia de todo lo que había sucedido en su ausencia. De cierta forma necesitaba asegurarse de que a pesar de su largo viaje todo permanecía igual y esperaba que nadie la hubiese olvidado.
Rogaba porque sus vidas continuasen normalmente y que nadie sintiese lástima por ella. Rogaba por no haber perdido su puesto en la Hermandad y que nadie la viese ahora incapacitada para cumplir con su rol de guerrero. Rogaba que su amor con Qhuinn permaneciese intacto, había tanto que hablar, que no sabía muy bien por donde comenzar. Su macho había sufrido y su semblante se lo decía a gritos. Sus padres habrían vivido algo similar y ahora que tenía a Hope, el sólo hecho de pensar en que alguien pudiese hacerle daño, la volvía loca. El perder a un hijo era algo impensable y desgarrador. Maldición, esperaba que Jane no se hubiese hecho añicos por su culpa.
Culpabilidad. Todo esto había ocurrido por su estúpido modo de actuar, primero no debería haber ido a su departamento y luego por nada en el mundo debería haber confiado en Liam, si todos sus instintos le había reclamado de que la presencia de ese macho sólo traía peligro y miseria.
Xhex bebió todo lo que se filtraba a través de su rejilla emocional. Por su propia experiencia había aprendido que era mejor sacarse toda la mierda de una vez y no vivir con ella porque te consumía, te alejaba y te mataba lentamente.
Si alguien lograba joderte la vida, había que jodérsela de regreso sin dejarlo como asunto pendiente. Muy pocas personas consideraban la venganza como una forma de liberar tu alma, si no todo lo contrario y mucho menos como algo positivo, pero todo en la vida era dar y recibir ¿O no? Si te condenaban a la miseria, tenías el derecho de luchar por salir de ella, por sacártela de encima a como diera lugar. Cuando ya estabas al límite, no quedaba otra que recurrir al "ojo por ojo", "el fin justifica los medios", "el que la hace, la paga" y todos aquellos proverbios que lograsen centrarte en lo que era realmente importante. Tu sano juicio.
El bastardo de Liam debía morir en manos de Sacris, sólo así se completaría el círculo natural de la vida y la muerte.
En un mundo, donde tus enemigos lo único que deseaban era verte bajo tierra, sólo podía aplicarse la ley del más fuerte. Al fin y al cabo todo se trataba de tomar el papel de presa o de cazador. El débil siempre terminaba siendo comido y olvidado.
Era gracioso notar como se asemejaban tanto a los animales. Los humanos eran como un gran cardumen de peces, quizás algunos tenían dientes y comían a los más pequeños, pero seguían estando en la parte inferior de la escala alimenticia. Por su propia naturaleza, la humanidad no contaba con grandes poderes y es por eso que sus métodos de defensa sólo servían en contra de los suyos. Pero en este mundo, no sólo vivían estos débiles humanos de licuada sangre roja, también existían un montón de otras razas completamente desconocidas e invisibles a los seres que se autoproclamaban dueños del mundo, que sólo por tener una mente estrecha no eran capaces de ver lo que había más allá de lo que tenían frente. Los vampiros, los sympaths y los lessers compartían este mundo y esta vida, pero viviendo en un plano completamente diferente, como en un mundo paralelo, podían respirar el mismo aire y beber de la misma fuente, pero los caminos raramente se cruzaban. Las leyes de cada raza eran muy distintas y todos eran enemigos de todos. En este plano ya no se podía hablar de peces indefensos, si no de tiburones y orcas asesinas. Los términos de justicia tocaban un nivel distinto y la supervivencia de cada una de estas razas era el único objetivo, así que si la sangre enemiga era derramada, estaba bien. Condenadamente bien.
Si tus hijos eran raptados y ultrajados, el que rodaran las cabezas de los responsables era lo correcto. El dolor, la tortura, el miedo y la crueldad eran sólo el pan de cada día. Sólo podías proteger a los tuyos y la confianza ciega en el prójimo o te salvaba o te mataba. Y si lograbas encontrar el amor entre toda la inmundicia, era casi un milagro.

Una vez que todas sus emociones fueron drenadas a través de los rojos ojos de Xhex, Sacris se sintió aliviada y completamente relajada. Suspiró tranquila y sonrió a su amiga en forma de agradecimiento. Nadie en su sano juicio se sentiría contenta de haber sido invadida por un sympath, pero Xhex había sido amable y comprensiva, nunca destructora, nunca predadora. Eran tan parecidas en ciertos aspectos y tan diferentes en otros. Sacris se entregaba por completo, sin temor, sin prejuicios. Al comienzo de cada experiencia nueva, tal vez podía dudar un poco, pero una vez que sus inseguridades desaparecían, era como un libro abierto de par en par. Xhex no sabía muy bien si catalogarla de inocente o ingenua, porque muchas veces era como una niña pequeña a la cual te daban ganas de mimar hasta que reparabas en que en vez de encontrarte con un desamparada y desvalida pequeñuela, te veías con una gata melosa e insidiosa entre los brazos, ronroneando y dejando pelos por doquier. Sacris era una verdadera caja de pandora y Xhex se alegraba de tenerla como amiga...en vez de enemiga. Las rosas son bonitas siempre y cuando no te encuentres con sus espinas y esperaba que Liam las recibiera todas, especialmente afiladas para la ocasión.
-¿Y ahora que harás?
La voz de Xhex flotó lentamente por la cabina, entrando por los oídos de todos y punzando corazones a su paso. Las palabras iban dirigidas al aire, a nadie en particular y a la vez a cada uno de los presentes.

-Ahora iremos a casa, Xhex...-Gruñó Qhuinn entiendo perfectamente las intenciones de la hembra de John.
-¿Es eso lo correcto? Aún queda noche, aún queda tiempo...

-Maldición, ni siquiera lo insinúes. V dejó claro que él se haría cargo del asunto, aunque no estoy para nada conforme con la idea, pero Sacris está herida y demasiado débil y yo...Yo estoy intentando con toda mi fuerza mantener mi culo quieto en este asiento, sólo por ella y por Hope. Ni te imaginas las ganas que tengo que retorcerle el cuello al maldito...

-Si lo imagino, no te olvides de lo que ya vivimos hace algunos años, así que sé perfectamente lo que estás sintiendo y lo que Sacris también se está guardando para no preocupar a nadie más. Por eso, creo que en vez de caer en desgracia y terminar haciendo una locura, es mejor llevar a cabo un buen plan ¿No te parece?
John se encrespó todo, sacudiendo la cabeza, recordando lo sucedido con Lash. Joder, comprendía perfectamente el sentimiento de impotencia de Qhuinn.

-Si hay alguien que debería acabar con todo esto, ese debería ser...

-Yo.-Dijo Sacris interrumpiendo la conversación entre su macho y su mejor amiga.
Todas las miradas se dirigieron hacia ella, pero no devolvió ninguna, sólo se dedicó a mirar el paisaje a través de la ventanilla del lado de Blay.

-No es un lesser, no es un sympath, ni un humano. Lo conozco mejor que nadie y el problema sólo nos concierne a él y a mí.
La serenidad proyectada en la voz de Sacris, tendía a hacerte creer que estaba hablando de algo tan trivial como de lo qué se iba a cenar hoy en casa.

-No es sólo problema...No tienes idea de cómo me machacas el orgullo de macho vinculado con esas palabras tuyas...Siempre haces lo que te viene en gana.
El tono de Qhuinn no era de enojo, sino de cansancio y porque así se sentía. Cansado, frustrado, impotente y completamente jodido. Todos esos meses habían sido un carrusel de emociones, mareador, nauseabundo, agotador. Tanta vuelta, tanta musiquita vomitiva, tantas caras sonrientes y burlescas. Tanto, pero tanto vacío.
Sacris había regresado, pero sentía que estaba sin estar. El 90% de su ser gritaba de júbilo por tener a su hembra con él de nuevo, pero el otro 10% restante tenía claro que mientras tuviese ese asunto pendiente con su creador, el mismo que le había dado la vida, permanecería parte de su alma ausente. Su shellan no estaba completa, no estaba vengada, no estaba del todo feliz.

¿Pero qué demonios hacer?

No podía quedarse tranquilo en este constante ir y venir de ella, siempre aguardando, siempre esperando pacientemente por su regreso. Nunca sabiendo si ella terminaría en el fade o regresando a él. Para todo macho vinculado, su hembra estaba primero, su seguridad, su alimentación, su buen vivir. En el orden natural de la vida de pareja, sería el macho quien tomase venganza por su amada, quien tuviese que ensuciar sus manos con sangre enemiga, pero Sacris se había encargado de romper todos aquellos esquemas, poniéndolo a él siempre al borde del delirio absoluto, de la locura, de lo irracional.
Hope había sido la esperanza para que su hembra se centrase en una sola cosa y no en miles a la vez, pero ahora, Sacris nuevamente estaba pensando como un guerrero y no como en una madre de familia normal. No, la vida con ella jamás sería normal.

-No es que lo haga a propósito, Qhuinn...de verdad que no.
Las palabras de Sacris estaban cargadas de pesar y arrepentimiento. Sus miradas continuaron alejadas una de la otra, buscando la distancia, buscando el cobijo en la oscuridad que los rodeaba. No se querían ver ni mirar, porque con eso sólo hubiesen conseguido arrancarse el corazón de cuajo.
En la cabina del auto se apagaron las voces y quedó todo en el silencio absoluto, lo único que hacía eco en su interior era la respiración acompasada de Hope, los demás parecían haber quedado sin aliento. El ambiente estaba tan denso que casi se podía palpar.
Sacris centró su mirada en el parabrisas y en el momento en que vislumbró un lujoso auto yendo en dirección contraria, a unas tres cuadras de distancia, alzó las cejas. Sacris había reconocido el vehículo al instante y su cerebro comenzó a trabajar a la velocidad de un rayo. Sólo Xhex percibió el cambio en ella, llegando como un shock eléctrico a sus sentidos sympaths. Los ojos grises y amatistas se encontraron a medio camino.

-Encárgate de que todos lleguen a salvo...

La voz mental de Sacris le llegó clara y determinante.

-Tienes mi palabra.

-Gracias.

Sacris dio un último vistazo a Qhuinn y a su pequeña hija, cerró los ojos enviando una plegaria a la Virgen Escriba y se desmaterializó sin decir palabra.

-¡Sacris! - Gritó el macho al percatarse que su hembra se había esfumado en el aire.
Xhex no dudó ni un segundo y pisó el acelerador a fondo.

-¡Maldición Xhex! ¡Detén el auto ahora mismo!... -Continuó vociferando Qhuinn, mientras hacía el amago de pasarle el bebé a Blay para poder salir de ahí, pero no lograba coordinar sus movimientos. Estaba tremendamente ofuscado.

-Le prometí que los llevaría directo a casa. A todos. Así que sostén a Hope fuertemente y no te atrevas a mover ni un solo músculo. - Sentenció la sympath tajantemente.

-¡Y un carajo! Ustedes se llevarán a Hope, yo debo regresar por ella. Está débil, no puede luchar...¡La terminará matando!
Debido al alboroto y al nerviosismo de Qhuinn, Hope estalló en un llanto desconsolado y desgarrador. El macho no logró soportar la tensión y comenzó a maldecir más fuerte batiendo los brazos. No quería tener a su hija con él, no quería cargar con esa responsabilidad de tener que criarla solo si sucedía lo peor, sólo deseaba volver con Sacris y salvarla de lo que fuese. Necesitaba a su hembra consigo, no a su retoño.
Blay viendo al peligro que estaba expuesto el pequeño y frágil bebito, se abalanzó contra Qhuinn y se lo quitó de los brazos, quien aprovechando la ansiada libertad, se fue de inmediato hacia la puerta del vehículo. No alcanzó a abrir la compuerta porque John lo detuvo propinándole un potente gancho en la mandíbula. Qhuinn rebotó pesadamente contra el asiento, lanzando un gruñido de dolor. Subió la mano hasta su boca, consternado, limpiando el hilillo de sangre que había comenzado a caer por la comisura de los labios.
Los nudillos de su amigo, tampoco habían quedado impunes, lucían rojos y magullados debido a la fuerza del impacto. Sus ojos subieron hasta que se encontraron con los de John y éste estaba furioso, al borde de lo aterrador.

-Corta el rollo de una vez ¿Te has dado cuenta de lo que le has hecho a tu propia hija, cabrón? La asustaste y la hiciste llorar...Y así pretendes ser un buen padre...Carajo, si no aprendes a controlarte, estarás perdido.

Qhuinn no dijo nada y se volteó a mirar a su pequeña en brazos de Blay. Su amigo la mecía suavemente, con ternura y amor. Con preocupación, con dedicación, con toda la jodida mierda que debería haber estado haciendo él. La pequeña ya no lloraba, pero su carita seguía empapada de lágrimas. Lágrimas que él mismo había provocado.

Mierda...Mierda...

Una punzada mezclada de dolor y remordimiento, le hizo arder el corazón. Se acercó a su hija y se apoyó levemente en el cálido regazo infantil, con profundo arrepentimiento.

-Lo siento cariño, lo siento tanto...
Sólo ahí, Xhex decidió abrir la boca.

-Confía en ella Qhuinn. A ojos cerrados, sólo confía.
El macho hundió su rostro en la manta que envolvía a Hope y cerró los ojos. Sabía que esto iba a suceder, sabía que al final ella se saldría con la suya. Rogó por no perder a su hembra, una vez más.
John sacó su móvil, comenzó a teclear rápidamente y envió el mensaje de texto a V. El macho tenía que saber que quizás Liam no llegase a casa.
El auto prosiguió su camino, silencioso y apesadumbrado hasta que llegó a casa.

Liam estaba apenas a cinco cuadras de llegar a su destino. Todavía faltaban algunas horas para el amanecer. El cielo permanecía completamente cubierto de nubes grises y sin estrellas. El macho se removía nervioso en el asiento de cuero, sintiéndose algo intranquilo y ansioso. Maldita Sacris. Realmente esperaba que la hembra hubiese muerto desangrada, porque si no había sido ese el resultado y por el contrario, Sacris se hubiese recuperado con éxito, las posibilidades de matarla descenderían a su mínimo. Si la hembra recuperaba sus fuerzas, sería capaz de zafarse de sus ataduras y luchar contra ella sería bastante difícil. Aquello sería un trabajo bastante sucio. Debía de asegurarse de sedarla nuevamente a su regreso, antes de que despertase y esta vez aquel sedante tendría lo suficiente como para que no volviese a abrir los ojos, jamás.
Una suave brisa le levantó los cabellos de la nuca y un fuerte olor alcalino inundó el interior de la cabina. El macho dio un salto al sentir el metal frío del arma sobre su sien.

-Sigue conduciendo...y no hagas ninguna tontería.
El cálido aliento de Sacris, se arremolinó en su oído, anunciando la presencia de la hembra tras él. Liam siguió conduciendo con las manos sudando sobre el volante, viendo pasar a su lado el jardín de su mansión y luego las casas aledañas. Condujo al menos por veinte minutos siguiendo las instrucciones de Sacris,  doblando por esquinas desconocidas, perdiéndose por el lúgubre camino que lo llevaría directo a la muerte.
Sólo compartía sus frías miradas a través del mudo espejo retrovisor, ambos sumidos en sus propios pensamientos. Uno planeando alguna triquiñuela para salvarse, el otro, planeando como hacer sufrir al enemigo lo más cruelmente posible.

-¿Por qué no jalas del gatillo de una vez?...Mientras más tiempo me des, menos serán tus posibilidades de acabar conmigo...Recuerda quién fue el que te lo ha enseñado todo...
Liam quería intimidarla, quería hundirla en su inseguridad aprovechando cada una de sus debilidades. Si Sacris flaqueaba, estaría perdida.
La hembra esbozó una mueca, una leve sonrisa maquiavélica, desalmada y temible.

-Porque si te mato ahora, entonces este juego perdería todo su encanto. Que mejor que sentir la excitación de la expectación. ¿No crees que sería más placentero saborear el miedo y paladear el terror de tu presa? Eso también me lo enseñaste tú y ha llegado el momento en que el aprendiz supere al maestro...Oh, mira, ya hemos llegado. Detén el auto.

Sacris no parecía la misma hembra de hace 3 años. Había aprendido cosas que él desconocía. Y ya había vivido el tiempo suficiente lejos de ella, como para que forjase su propio carácter, su misma independencia. Sacris ya estaba fuera de sus dominios, muy lejos de su control. Por primera vez, Liam sintió temor del monstruo que él mismo había creado.
Liam descendió del vehículo a punta de pistola. Había conducido lo suficiente como para alejarse de la zona poblada. El lugar al que habían llegado era un pequeño bosque, sin ningún asentamiento humano visible. Ni siquiera había alumbrado eléctrico y todo se contemplaba completamente tétrico y desolado. Los enormes árboles cubrían cada pedazo de tierra, tupidamente, abrazándose uno contra otros desesperadamente, como en busca de calor. Los que tenían sus ramas desnudas, crujían por la fuerza del viento y los que aún conservaban sus vestimentas, lucían sus hojas rojas y anaranjadas, quemadas por el frío. Las mismas hojas se vislumbraban a sus pies, amontonadas en un mojado colchón debido a las lluvias recién pasadas. El aroma a tierra húmeda y descomposición vegetal, se elevaba a través del gélido aire, entrando por sus fosas nasales y alojándose en sus pulmones.
El macho traía un arma dentro de su abrigo y sabía que de alguna manera tendría que arreglárselas para sacarla. Tenía que ser rápido, más rápido que ella. Sacris se mantenía tras su espalda, con el arma apuntando directamente hacia su cabeza.

-Camina.- Ordenó tranquilamente la hembra sin quitarle los ojos de encima.
Fueron adentrándose en la arboleda, a paso lento, alejándose del auto. El viento ululaba calmo y pacífico, indiferente a todo lo que estaba ocurriendo a su alrededor. Liam no podía sentir los pies y no estaba seguro de que sólo fuese por el frío que estaba congelando sus extremidades. Con suerte escuchaba el crujir de las ramas bajo sus pies. No se oía nada más que su respiración y el viento. Ni los pájaros, ni los insectos cantaban y sólo una vez escuchó el volar de un ave rapaz aleteando sobre las copas de los majestuosos pinos.
Lo que más le alteraba era no escuchar a la hembra que iba tras él. Parecía no estar respirando y sus pasos eran completamente mudos. Pero claramente percibía su presencia, que se elevaba imponente, cubriéndolo todo, cerniéndolo aun más en la oscuridad y en la desesperación. Olía a sangre recién tomada de una vena. Olía también a un macho guerrero y vinculación. La habían ido a rescatar, aquella era la única explicación de su huída del laboratorio y nada más ni nada menos que por su mismísimo hellren. Liam decidió poner fin a su silencio y detuvo secamente su andar.

-¿Me dirás ahora en dónde has estado viviendo en los últimos años?-Preguntó el macho sin voltearse.
-No es de tu incumbencia.
Liam rió por lo bajo sarcásticamente.
-Hueles a guerrero y los únicos que existen son parte de la Hermandad. Me has sorprendido. No creí que fueses capaz de llegar tan lejos...¿Ellos saben qué clase de aberración eres?
-La única aberración que veo aquí, eres tú Liam. Y no estamos en este lugar para ponernos al tanto de nuestras vidas, si no para acabar una y que no es precisamente la mía...
Justo en ese instante, se escuchó un leve movimiento por entre la espesura. Los ojos de un asustado cervatillo brilló en medio de la oscuridad y al percatarse de los vampiros, rápidamente se alejó de ahí a todo galope. Liam aprovechó aquella pequeña distracción para meter la mano dentro de su abrigo, pero el sonido del seguro del arma de la hembra lo detuvo en el acto.
-Oh, no, no.- Dijo Sacris chasqueando la lengua contra su paladar.-Eso va contra las reglas. Vamos Liam, tira el arma.
El macho lanzó el arma hacia los arbustos cercanos, maldiciendo.
-Así me gusta. En recompensa te diré lo que tanto ansías saber. Tus suposiciones estaban en lo cierto. Me uní a la hermandad dos años después de tu supuesta muerte. El Sacris original, me permitió entrar a ella con una invitación dorada. La misma Virgen Escriba facilitó mi integración al grupo de Hermanos y no, nadie ahí me ve como un atentado contra la naturaleza. Contra el destino muchas veces nada se puede hacer ¿Sabías? Y ese mismo destino nos ha permitido estar nuevamente aquí, tú y yo. Pero no creas que esto lo hago por mí. Para nada.
-¿Entonces?-Preguntó Liam.
-¿No es obvio? Por mi hija, a la misma que te atreviste a tocar con tus sucias manos.
Bien, ese bebé era su Pyrocant, lanzaría sus dardos justo ahí.
-Lo más probable es que ella muera, tus propios genes la acabarán. Sabes demasiado poco de ti querida. No eres más que una bomba de tiempo, un peligro público.
Liam percibió como la hembra se encrespaba y enfurecía. Estaba tirando los hilos de su resistencia hasta dejarlos tensos, a punto de cortarse. Pero luego toda su confianza se fue por el caño al escuchar la sonora carcajada femenina.
-Por favor, no me hagas reír. Ninguna de tus palabras me afectan ya. Tus mentiras han quedado obsoletas, no pierdas el tiempo conmigo. Nada te salvará de mí...nada.
Sacris voló hacia él en apenas un suspiro, el brazo femenino lo aprisionó por la garganta, asfixiándolo. El arma ya no estaba en su mano ¿Dónde coño la había ocultado?
-Te daré la oportunidad de elegir...¿Deseas una muerte rápida o lenta, Liam?-Murmuró la hembra sobre su cuello.

El machó escuchó el sisear de los colmillos desenfundándose sobre su carótida. La piel de Sacris ardía en llamas, quemando cada pedazo de él a su paso. Un leve olor a tela chamuscada tiño sus narices. Si no se alejaba de la hembra en ese preciso instante, terminaría carbonizado y hecho cenizas.
Flexionó el codo y lo hundió con fuerza en las costillas femeninas. Sacris dio un salto hacia atrás soltando su agarre. Liam sin esperar por su regreso, lanzó una patada directo al estómago, la cual llegó a su destino pero sin mucho éxito. Sacris había absorbido el golpe y no había logrado hacerla caer. La mano de la chica envolvió su tobillo y lo hizo girar con un movimiento rápido de muñeca, el cuerpo de Liam se retorció en el aire, perdiendo el equilibrio y cayendo sobre sus cuartos traseros.

-Bien.-Pensó el macho.-Esto sería a lo bruto, a lo animal, garra contra garra, colmillo contra colmillo.
Liam podía ser un estirado miembro de la glymera, pero era buenísimo en el combate mano a mano. Si la ciencia no hubiese sido su mayor pasión, de seguro se habría alistado como guerrero, lo tenía todo para ser uno de los buenos. El porte, la agilidad, la fuerza y la crueldad.
Desde su desaventajada posición observó a la joven hembra muy quieta sobre sus talones. Le sorprendió que no se aprovechase de su caída para arremeter contra él, generalmente los modales nunca entraban en el juego de la lucha, a excepción que fuese un duelo entre caballeros, pero esto no tenía nada de eso. Sacris estaba buscando venganza y de la más cruda.
El macho se levantó y sólo por costumbre sacudió el lodo de sus pantalones. Las rodillas le crujieron al estirar las piernas. Estaba fuera de forma, hacía mucho tiempo que no entrenada, pero sabía que Sacris estaba en las mismas, así que de cierta forma estaban en iguales condiciones.
De sus bocas salía el aliento en rebeldes volutas blancas, de sus pieles el calor se despedía como vapor de agua. Cuerpos calientes, aire frío. Sus físicos vagaban a través de los tres estados de la materia, sólido en sus puños, líquido en sus sangres, gaseoso en sus humores.

Sacris separó un poco sus piernas en posición de combate, el gélido viento se coló entre ellas acariciando su piel desnuda. El sudor había comenzado a correr bajo la ensangrentada bata de hospital, haciendo que se adhiriese a ella como una seca e incómoda armadura. El sucio pelo se pegó molestamente a su frente y rostro, así que con una mano se despejó la cara, acomodando su cabello en un nudo que cayó tras su espalda. Su pecho subía y bajaba erráticamente a cada pesada respiración. La muñeca con que había forzado al macho caer, le dolía como el infierno, de seguro se la había torcido, pero no había tiempo para pensar en ello porque ahora era Liam quien venía por ella.
El gran cuerpo del macho la estrelló de frente y ambos gruñeron cuando sus torsos chocaron. Sacris se mantuvo firme mientras entrelazaba sus brazos alrededor de Liam para derribarlo con una llave. El macho había tenido la misma idea, así que quedaron hombro con hombro, con los brazos entrecruzados, tal cual un par de gladiadores en la arena. El primero que cayera fuera del círculo sería el perdedor.

Cuando las puertas del SUV se abrieron frente a la mansión de La Tumba, sus pasajeros descendieron en el mismo silencio con el cual habían viajado los últimos diez minutos.
Blay aun traía a Hope en sus brazos, pero al llegar al umbral de la puerta se la entregó al cabizbajo Qhuinn.

-Es tu niña, así que debe entrar contigo a su nuevo hogar.
Qhuinn recibió a la bebita, acomodándola nuevamente entre el calor de las mantas y su pecho. Hope lanzó un pequeño suspiro y Qhuinn no pudo evitar esbozar una sonrisa. A pesar de todo, Hope lo reconocía como su padre, aunque este fuese como una mierda. Luego vio como Blay regresaba al auto y traía consigo la carpeta que Sacris había dejado atrás, antes de desmaterializarse hacia quizás donde. Fue ahora Qhuinn quien suspiró y sin detenerse demasiado en sus oscuros pensamientos, entró en la casa.
Jane fue la primera en llegar corriendo a recibirlos, venía guardando su móvil en el bolsillo de su bata de doctor, así que Qhuinn supuso que V ya la había puesto al tanto de todo.

-Dioses, se me hizo una eternidad esperando a que llegasen.- Dijo la doctora abalanzándose sobre Qhuinn.-Oh, cariño, tenía tantas ganas de conocerte...
Obviamente esto último iba dirigido hacia el pequeño bulto que traía el macho en sus brazos. Jane comenzó a quitar todo el abrigo que traía encima, capa por capa, hasta que encontró el arrugado rostro de la pequeña Hope, enfrentándose algo reacia a la luminosidad del vestíbulo. La fantasmal mujer sonrió de oreja a oreja y parecía que la felicidad ya no le cabía en el rostro. Blay, John y Xhex formaron un círculo a su alrededor y se escuchó un grandilocuente "Ohhhh" generalizado, al poder observar con mejor luz al nuevo miembro de la familia. Qhuinn creyó que faltaba poco porque comenzaran a babear sobre su hija.
Los ojos clínicos de Jane se encontraron con los suyos y llenos de satisfacción parecían decirle "Bien hecho, campeón". Instintivamente el pecho masculino se infló de orgullo y asintió levemente como dando las gracias por el cumplido que se había hecho sin palabras.

Pero...¿Por qué Jane no preguntaba por Sacris?

La mujer parecía más bien indiferente frente a la ausencia de su hija, algo completamente anormal si pensabas en todo lo que había sucedido. Jane debería haber estado ansiosa y preocupada. Histérica. Pero no, no había nada de eso. Tampoco creía que la estuviese dando por perdida, porque no estaría tan tranquila y ya hubiese estado preparando un ataúd.
En cambio, la sangre de Qhuinn hervía cada vez que evocaba la imagen de su hembra en el momento en que se desvaneció. Intentaba por todos los medios permanecer tranquilo, encauzando todos sus sentimientos e instintos al ahora, a ese preciso minuto donde sabía que lo único que importaba en estos momentos era la seguridad de su hija. Sacris le había encargado implícitamente esa misión y la llevaría a cabo, con la poca fuerza que fluía por cada fibra de su ser.
El sonido de varios tipos de calzado bajando por las escaleras hicieron que el grupo levantase las cabezas. Beth venía casi saltando los peldaños y Bella venía detrás a paso lento con Nalla aferrada a su pierna. La reina dio un grito fuera de todo protocolo hacia el pasillo que había dejado atrás.

-¡Ey, que ya llegaron!
-Aish, Beth, no grites que asustarás a la bebé.- Dijo Bella alzando a su hija en sus brazos para que viese mejor a Hope.
El círculo se abrió para darles paso y Nalla observó a su nueva futura mejor amiga con sus preciosos ojos ámbar abiertos de par en par.
-¿Ez una niña?
-Si, Nalla, igual que tú.- Respondió su madre besándole los rizos multicolores.
-¿Puedo jugad con ella?
-Claro que sí, pero tendrás que esperar a que crezca un poco, mientras puedes hablarle y contarle tus aventuras...
-¿Como a Aggie?
-Exacto, cariño. Cuando ella ya sea un poco mayor podrá jugar contigo a lo que se les ocurra. ¿Genial, no?
Nalla asintió con todo lo que su cabecita podía, emocionada de tener a alguien igual que ella en casa.
-Qhuinn ¿Nos vas a presentar a tu hija como corresponde o tendremos que adivinar su nombre?- Inquirió Beth, viendo que Qhuinn estaba completamente paralizado al verse rodeado entre tanta hembra.
-Eh, sí, lo siento...Ella es Hope.-Presentó Qhuinn a su hija empinándola lo suficiente para que todos la admirasen.
-Precioso nombre ¿No creen?- Dijo Jane sin dejar de ver a su nieta.
-Bienvenida a casa pequeña Hope. Yo soy tu tía Beth, ella es tu tía Bella, con tu prima Nalla. ¡Mira Nalla, has conseguido una nueva prima! Y ella es tu abue...
-Ni te atrevas a decir aquella palabra.- Exclamó Jane con la mano alzada.- Yo soy Jane, amor mío, la mamá de tu mamá.
-Eso es lo mismo que abuela, asúmelo.- Se burló Bella.
La doctora miró a todos letalmente y Beth se ahogó en la risa.
-Oh, ya, qué más da.- Se resignó Jane dejando caer los brazos.
La puerta principal se volvió a abrir con alboroto y Qhuinn por un segundo perdió el aliento esperando que fuese la cabeza de Sacris la que se asomase por el umbral, pero todas sus esperanzas se vieron destruidas al ver que eran Phury y toda su familia.
-¿Hemos llegado tarde?- Dijo acaloradamente Cormia con varios paquetes en la mano.
-Acabamos de llegar.-Aclaró Blay.
Cormia se relajó suspirando y alzó las bolsas que traía.
-Traje lo que pediste Jane, por suerte me quedaban muchos pañales de recién nacido ¡Ah! y también traje la ropita más pequeña que encontré, pero no es mucho...
La elegida ya había comenzado a hacer pucheros, pero Phury se acercó a ella con Aggie en brazos y le besó la mejilla.
-Mañana con más calma veremos lo que le falta y se lo traemos ¿Ok? Primero era necesario conocerla y así saber su talla real.
-Sí, creo que tienes razón, si no fuese porque pronto amanecerá hubiese preparado algo mejor...
-Pero que dices Cormia, está perfecto lo que trajiste y lamento haberte sacado de casa por esto, pero Nalla ya está demasiado grande y estábamos frente a una emergencia, así que sólo podíamos contar con tu ayuda. Realmente muchas gracias.
Jane palmeó gentilmente el hombro de Cormia y sabía que la elegida era la más feliz en ayudar. Luego miró hacia el macho a su lado-Phury, trae a Aggie para que conozca a su prima.
El pequeño Aggie estaba despierto, muy despierto. Ya tenía cuatro meses y los rubios rizos se arremolinaban sobre su coronilla graciosamente. Sus traviesos ojos verdes, idénticos a los de su madre, se pasearon por los presentes, hasta que cayeron sobre Hope y así también lo hizo todo su pequeño cuerpecito. Si no hubiese sido por los rápidos reflejos de Phury, el pequeño bandido hubiese caído de bruces sobre la bebita. Y chilló, fuerte y claro como si estuviese entonando un grito de guerra o llamando a su hembra a la cueva.
A Hope, aquella mal educada forma de saludar no le gustó nada, así que abrió los ojos lo más que pudo y luego frunció el ceño hasta formar una línea. El niño calló de inmediato como si hubiese visto al cuco.
-Creo que tenemos claro quién manda aquí.- Declaró Phury arrullando a su asustado retoño.
-Habrá sacado el carácter de su madre.- Aportó Xhex.
Pero nadie se colgó de aquel comentario y Qhuinn comenzó a preguntarse si era a propósito el que no nombrasen a Sacris. Parecían que todos se habían puesto de acuerdo para no decir nada sobre una de las hembras más jóvenes de la casa. Estaban todos adoptando la misma indiferencia de Jane.
-¿Es idea mía o tiene tus ojos, Qhuinn?- Preguntó Beth, pasando su mirada por los ojos del padre y la hija.
El aludido se removió nervioso, pasando su peso de un pie al otro.
-V dijo que era probable, pero que no se podría saber el color real de sus ojos hasta en unos meses más ¿Qué dices tú Doc?
Qhuinn no hubiese querido tocar ese tema frente a tanta gente. Era una pregunta sumamente delicada que hubiese preferido hacer a Jane en privado.
La nueva abuela se cruzó de brazos y ladeó la cabeza observando detenidamente a Hope.
-De que son dispares, lo son...
El macho dio un salto y perdió todo el color del rostro.
-...Pero para saber si puede o no ver todos los colores, tendremos que esperar un poco y hacer algunas pruebas oftalmológicas. No te asustes, no es nada invasivo.
-Realmente espero que ella no sufra de mi misma discapacidad, ya bastante va a tener que lidiar con sus ojos dispares y su linaje...
-No somos la glymera, Qhuinn, así que ella no va a sufrir nada de nada. Es hija de un Hermano y un guerrero reconocido por el Rey. Vamos, sólo observa a tu alrededor, todos aquí debemos lidiar con más de alguna discapacidad. ¡Dios santo! Su abuela es un fantasma, su abuelo lleva un brazo luminoso por ser descendiente de la Virgen Escriba y podría estar aquí horas hablándote del resto...
Qhuinn observó a su suegra y luego arrastró su mirada por todos los presentes. Ninguno de ellos era perfecto, cada una de aquellas personas debía enfrentarse diariamente a las dificultades de la vida tan o más duramente que él. Al lado de ellos Hope jamás tendría porque sentirse mal de ser diferente, sino tomarlo como algo completamente natural.

Así que el macho tomando consciencia de que era una bendición de que su preciosa niña, hubiese nacido en el seno de esta familia, asintió con una reverencia de respeto en agradecimiento a todas esas maravillosas y benevolentes almas, que siempre habían querido únicamente lo mejor para ellos.
-En nombre de mi shellan, de mi primogénita y del mío propio. Muchas gracias.
-Nada de gracias muchacho, sólo continua haciendo bien tu trabajo y cuida a tu familia como se lo merece.-La profunda voz de Wrath inundó el vestíbulo, mientras bajaba por las escaleras con George. Los demás hermanos venían tras él como un imponente ejército de guardaespaldas. Mary y Marissa caminaban junto al monarca, aportando la belleza delicada entre aquel aterrador conjunto de guerreros vestidos de cuero.
Cuando Wrath llegó frente al reciente padre, todos los demás se apartaron para darle el espacio suficiente a su tremendo cuerpo.
-El nombre de tu hija, guerrero.
Qhuinn tragó con dificultad porque enfrentarse al Rey siempre hacía que se te encogieran los cojones.
-Se llama Hope, mi Señor.
El gran rostro de Wrath se acercó al de la pequeña y parecía estarla observando aunque sus ojos ya no pudiesen ver nada. El Rey Ciego sonrió satisfecho y besó delicadamente la frente de la recién nacida con ternura. Wrath podía tener las manos duras, un corazón de hierro y risa cruel, pero con los niños parecía estar hecho de seda. Se sabía que Wrath estaba reacio a la idea de tener hijos propios, pero todos estaban seguros de que estaba hecho para ser un excelente padre.
-Que la Virgen Escriba guíe clementemente tus pasos y te bendiga con sus mejores dones. Bienvenida a la familia, querida Hope.
Los guerreros apostados a su alrededor, vitorearon con un grito de guerra, como era tradición en la raza cada vez que llegaba al mundo un nuevo miembro a la familia. El nacimiento de un niño era siempre considerado como un verdadero milagro.
-Debido a las circunstancias y la hora, dejaremos la ceremonia para otro día. Pero tu hija, como todos los hijos nacidos y por nacer de los guerreros que conforman la Hermandad de la Daga Negra, siempre estarán bajo mi cuidado y protección. Te felicito por tu adorable criatura, Qhuinn.
-Gracias, mi Señor.- Dijo Qhuinn, inclinándose nuevamente ante su soberano.
Una vez que Wrath dio un paso atrás en busca de su shellan, el círculo de nuevos curiosos volvió a cerrarse a su alrededor para conocer a la pequeña.
-Vamos, alejen sus bocas y narices de mi niña. Demasiados gérmenes.- Ordenó Jane, mientras el grupo rezongaba.- Qhuinn, acompáñame a mi oficina, quiero hacerle un chequeo médico y lo más probable es que también necesite un cambio de pañales.
-Me parece perfecto, te iba a pedir lo mismo...Ah y creo que Sacris traía consigo una carpeta que podría ser de tu interés.- Dijo el macho, mirando hacia Blay, quien de inmediato le pasó el documento a Jane.
La doctora lo hojeó rápidamente y asintió con aprobación.
-Excelente.
Los tres salieron por la puerta lateral, hacia el subterráneo.
Rhage cuando vio que el trío se perdía de vista, se centró en Xhex, John y Blay.
-¿Creen que Sacris lo logre? Faltan sólo algunas horas para el amanecer.
Xhex bufó irritada y todos fijaron su mirada en ella, hasta Wrath alzó las cejas.
-No me parece adecuado el estar dudando de ella. Lo logrará y punto.
-Sólo estamos preocupados. Hablar de Sacris frente a Qhuinn y Jane sería lo impropio. Querer a nuestra hermana de regreso sana y salva es lo lógico.-Acotó Phury.
-V irá por ella, ya está rastreando el auto de Liam. La encontrará. ¿Iba armada?-Preguntó Wrath.
-Sí, llevaba el arma de Qhuinn.- Respondió Blay.
-Y, ustedes que la pudieron ver mejor. ¿Cómo estaba su condición física?
Sin decir más que eso, Wrath realmente estaba preguntando si había sido víctima de algo peor que haber dado a luz en condiciones tal vez algo más que deplorables. Si el bastardo de Liam la quería muerta, sólo bastaban dos dedos de frente para suponer que su estadía en aquel laboratorio no había sido para una simple e inofensiva visita médica. Por la mente de todos pasó la idea de la tortura, violación y decenas de otras lamentables vejaciones, que conllevaban bisturíes afilados y sangre. Mucha sangre.
Blay volvió a tomar la palabra, al percibir que aquella pregunta tocaba terreno delicado en las mentes de Xhex y John.
-Está visiblemente desnutrida. Al parecer no probó nada de comida sólida desde que salió de aquí, pero Qhuinn la alimentó apenas la encontraron con V, así que al menos va cargada de sangre fresca. No presentaba ninguna herida abierta de consideración, más que magulladuras en las muñecas y tobillos, probablemente hechas por cadenas...
Las hembras comenzaron a removerse incómodamente, Xhex bajó su mirada al suelo, y Bella se tragó un gemido. Demasiados malos recuerdos, pensó Blay. El tiempo hacía que te recuperaras de las heridas físicas, pero las psicológicas, se quedaban contigo hasta la muerte. Podías superarlas en muchos aspectos, pero jamás olvidarlas.
Z, se apoyó en su hembra y con una mano comenzó a tocar sus bandas de esclavo tatuadas en el cuello, inconscientemente.
Wrath lo incitó a continuar, cuando notó que se había quedado en silencio al percibir la incomodad de todos.
-...Tra...traía sangre seca en la bata, pero nos dijo que había sido por el parto. Liam quería que muriese desangrada, no esperaba que sobreviviera. Estuvo bajo el efecto de muchos sedantes, así que no se quejó de ningún dolor. A pesar de todo lo que vivió se le veía muy compuesta, entera y valiente como siempre. Quizás su condición no era de las mejores, pero aún así pudo desmaterializarse. Estaba decidida en acabar el asunto con Liam ella misma...Qhuinn intentó disuadirla y creo que V había hecho lo mismo, mas, ya todos sabemos lo testaruda que es...
La voz de Xhex interrumpió al pelirrojo.
-Le fue difícil dejarlos atrás, créanme, que lo fue...Pero si no se encargaba en persona del maldito bastardo, el odio hacia sí misma, la hubiera consumido viva para el resto de sus días.
Wrath asintió en silencio con el ceño fruncido.
-Siempre he creído que ustedes dos fueron cortadas por la misma tijera.
La sympath rió mostrando la punta de sus colmillos.
-Por favor, no me compares con la chusma. Me ofende.
John sonrió también, despeinando amorosamente el negro y rizado cabello de su hembra. Sin importar las muchas palabrotas que Xhex dedicara a su hermana menor, sabía que en el fondo, la adoraba tanto como él.
Wrath decidió que era el momento de cambiar de tema. Porque todo lo relacionado con Sacris se reducía a esperar. Sólo esperar.
-¿Alguien me puede explicar por qué mi casa se ha transformado en una guardería infantil?

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